domingo, 3 de agosto de 2014

Mujeres que hacen música

Cada vez que mi amigo Ignacio sugiere algún espectáculo, concierto o visita, el éxito está asegurado. Ayer la propuesta fue especialmente acertada, como no podía ser de otra forma siendo además protagonistas las mujeres.
Escribía él mismo hace unos días sobre ellas en su reportaje en El Mundo “Del pentagrama al celuloide”, después de haber entrevistado poco tiempo antes a Beatriz González Calderón, la directora y “lideresa” de esta especial iniciativa.



El lugar, el Teatro del Mar, en Punta Umbría, allí estrenando el espectáculo “Sonando de Cine”, la Orquesta de Cámara de Mujeres Almaclara-Inés Rosales, rendía homenaje a las grandes Bandas Sonoras Clásicas del cine. Y plantarse allí en algo más de una hora de camino, sentarse relajadamente y disponerse a abrir un paréntesis para los sentidos, fue todo un lujo.
Pronto aparecieron en el escenario quince mujeres, andaluzas jovencísimas, ataviadas de largos vestidos negros que proporcionaban a la fotografía una elegancia similar a las piezas que de inmediato empezaron a tocar o a los propios instrumentos que parecían acariciar.



No sé si me estaré haciendo mayor, pero no pude evitar mientras disfrutaba de la maravillosas notas con que Almaclara impregnaba aquel auditorio, pensar en ellas y sus vidas. Chicas muy jóvenes, con una formación excelente en la que probablemente sus padres pusieron gran empeño y esfuerzo de todo tipo, también económico. Quince mujeres, a las que esta especie de “burbuja femenina”, creada por otra mujer, les está permitiendo desarrollarse y demostrar su capacidad, su talento y su potencial.



Una pequeña burbuja en un mundo de hombres que se obceca en diluir el talento de la mujer, sin dar oportunidad a una forma distinta de hacer y construir mundo. Un paréntesis  en un país gobernado por varones que, entre otras cosas, se empeñan en recortar en cultura y formación, en una sociedad machista que insiste en aniquilar al “otro sexo”, en un mundo laboral con “hormigonado” techo de cristal, en un panorama político que sigue teniendo cara masculina, por mucho que se empeñen en cambiar la chaqueta gris marengo y la corbata por el vaquero, la chupa de cuero o incluso la coleta. Un sindicalismo que, cuanto más a la izquierda, más cavernícola.
Está claro que en todos lados cuecen habas, y que en el mundo de Beatriz, el de la música clásica (porque también es el suyo, por mucho que se empeñen ellos en “tomarlo”), no es difícil sentir la aplastante visibilidad masculina del “gremio”. Solo hay que ponerse frente a la tele y observar cada 1 de enero “El Concierto de Año Nuevo”.

Dice la propia Orquesta de Cámara de Mujeres Almaclara en su presentación “surge en 2008 con el objetivo de reivindicar y homenajear a todas las mujeres que, a lo largo de la Historia de la Música, no han conseguido alcanzar sus metas debido, no a su falta de talento, sino a su sexo. De ahí surge el nombre de nuestra Orquesta, en el que no sólo pretendemos reflejar el espíritu que nos mueve en la dirección del deleite musical, sino también rendir homenaje a dos de las mujeres más representativas de la Historia de la Música, como son Alma Mahler y Clara Schumann, que, si bien fueron músicos de un altísimo nivel creativo y técnico, se mantuvieron siempre a la sombra de una sociedad y un gremio eminentemente masculino”.
Sí, anoche fue un soplo de aire fresco y de esperanza en este panorama asfixiante. Y a una no le queda más, después de vivir esta experiencia musical,  que reafirmarse en sus convicciones y seguir haciendo del feminismo una forma de vida.



APL
2 de agosto, 2014

No hay comentarios:

Publicar un comentario